Los precios del turismo aumentaron un 20% desde 2019 y muchos viajeros optan por recortar sus planes, elegir destinos cercanos o cancelar vacaciones. La inflación, los gastos domésticos y el encarecimiento generalizado marcan la pauta.
Los efectos persistentes de la inflación en Estados Unidos están modificando la forma en que millones de ciudadanos planifican sus vacaciones. De acuerdo con un reportaje publicado por NPR en su serie Cost of Living: The Price We Pay, los precios vinculados al turismo subieron un 20% desde agosto de 2019, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés) y la Asociación de Viajes de Estados Unidos (U.S. Travel Association).
Los incrementos se sienten en múltiples frentes: alojamiento, gasolina, entretenimiento y, especialmente, restaurantes, donde los costos de alimentos y bebidas se han disparado más del 30%. Este contexto ha reducido significativamente el ingreso disponible de los hogares, limitando su capacidad para costear viajes de placer.
La industria enfrenta hoy una marcada segmentación: mientras el turismo de lujo alcanza cifras récord, los viajeros de clase media y sectores populares enfrentan mayores obstáculos para mantener sus rutinas vacacionales. “Las cosas están más ajustadas este año”, afirmó Lorraine Sileo, analista de la firma Phocuswright. “Cuando uno revisa sus gastos, se pregunta: ¿dónde encaja el viaje entre tantas otras prioridades?”.
Menos vuelos, más rutas terrestres
La tendencia refleja un cambio evidente en el comportamiento del consumidor. Muchas familias están optando por destinos locales o escapadas en carretera para evitar los altos costos de los vuelos y estancias en hoteles.
Chris Neagle, de Battle Creek, Michigan, compartió con NPR que sus planes de visitar a su familia en Texas quedaron en pausa. En su lugar, junto a su esposa, organizaron una escapada modesta a Vermont para disfrutar del paisaje otoñal. “Tuvimos que tomar una decisión basada en el valor. Irlanda quedó descartada”, explicó.
De acuerdo con Becky Liu-Lastres, profesora en la Facultad de Hospitalidad Dedman de la Universidad Estatal de Florida, los viajeros también están recortando la duración de sus viajes. “Buscan destinos cercanos y prefieren quedarse en el país. Todo esto para reducir los gastos de transporte y alojamiento”, señaló.
Este ajuste, sin embargo, ha abierto otras oportunidades. Algunos viajeros han redescubierto entornos naturales cercanos, como relató Erin Berryman, de Fort Collins, Colorado. Ella y su esposo optaron por acampar en áreas remotas de las Montañas Rocosas, evitando los parques más concurridos. “Nos obligó a ser más creativos. Encontramos lugares hermosos y tranquilos a los que ahora queremos volver”, dijo.
La encuesta realizada por NPR recogió decenas de testimonios similares. Muchos ciudadanos admiten que no podrán vacacionar este año, mientras otros están buscando alternativas más accesibles para no renunciar por completo a la experiencia de viajar.
Un lujo que se vuelve excepcional
El informe de NPR expone una realidad que no solo afecta a los turistas, sino también a las economías locales que dependen del sector. La inflación, que desde 2020 ha golpeado a rubros como la carne, la energía y la vivienda, está estrechando los márgenes para el ocio.
“Sabemos que los estadounidenses aman viajar. Lo han priorizado como forma de compartir con sus familias y generar recuerdos. Pero están empezando a pensarlo dos veces”, concluyó Lorraine Sileo.
Mientras el país continúa lidiando con los efectos de una inflación persistente, viajar se ha transformado en una decisión más estratégica que impulsiva. La era del “viaje por costumbre” parece dar paso a una etapa de planificación cuidadosa y selecciones conscientes, en la que la creatividad y el presupuesto dictan la ruta.