IAG, el grupo propietario de la aerolínea, dio marcha atrás con la operación debido a las exigencias impuestas por la Unión Europea. La decisión tiene un alto costo.
International Airlines Group (IAG), grupo dueño de la española Iberia, desistió de la compra del 80% de la aerolínea Air Europa, ya que —tras conocer y tratar de satisfacer infructuosamente las exigencias de Bruselas— aseguró que la fusión “no redundaría en beneficio de los accionistas”.
El grupo alegó que “en el actual entorno regulatorio” no es beneficioso para los accionistas continuar con la operación, según afirmó en un comunicado enviado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) español.
Para adecuarse a los pedidos europeos, IAG había propuesto ceder el 52 % de las rutas operadas por Air Europa en 2023. Pero no fue suficiente, lo que hizo a la operación inviable desde el punto de vista empresarial.
Bruselas, además, no aprobó la fusión aunque IAG había presentado un listado de posibles “remedy takers” (competidores que recibirían las rutas), incluyendo a aerolíneas como Volotea y Avianca.
Iberia e IAG lamentaron la negativa de la Comisión Europea de aceptar su propuesta, cuando sí se aceptaron fusiones como la compra de ITA por parte de Lufthansa.
El desistimiento del acuerdo hará que IAG deba pagarle a Globalia 50 millones de euros como indemnización. Sin embargo, IAG mantendrá su participación minoritaria del 20% en Air Europa, adquirida en agosto de 2022.
Por su parte la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, dijo que la fusión entre Iberia y Air Europa tenía un impacto negativo en la competencia y efectos perjudiciales para los pasajeros, tanto en un aumento de los precios como en una disminución de la calidad de los servicios.
La operación “habría afectado negativamente a la competencia en un gran número de rutas nacionales, de corta distancia y de larga distancia dentro, hacia y desde España en las que las dos aerolíneas compiten estrechamente”.