El fenómeno deportivo no solo dinamiza el comercio, sino que también se consolida como motor de desarrollo turístico en distintas regiones del país
Chile vive un verdadero “boom” del ciclismo de ruta, cuyo impacto va más allá del deporte. Según reportó El Mercurio, el auge de esta disciplina arrastró consigo a toda una industria vinculada al turismo, eventos deportivos y comercio, con un crecimiento sostenido desde la pandemia que hoy alcanza niveles históricos.
El fenómeno es visible en rutas de todo el país, donde cada vez es más común ver pelotones de ciclistas pedaleando por autopistas y caminos interurbanos, equipados con bicicletas de alto rendimiento y vestimenta especializada. Desde el Cajón del Maipo hasta la Carretera Austral, los paisajes de Chile se convirtieron en escenarios ideales para practicar este deporte, atrayendo tanto a aficionados como a deportistas experimentados.
Este interés ha dado pie a la proliferación de eventos como el Giro del Lago Llanquihue, el Gran Fondo Fin del Mundo y el Rally de Iloca, entre otros, los que atraen a cientos de participantes y visitantes. Jaime Guazzini, presidente de Fedetur, señaló que “los eventos deportivos masivos tienen un impacto económico muy importante para los destinos donde se realizan, ya que impulsan la economía local”.
En esa línea, el alcalde de Puerto Varas, Tomás Garate, detalló que actividades como el Giro del Lago han permitido inyectar más de $600 millones en la comuna, especialmente en rubros como hotelería, gastronomía y comercio. Cada visitante gasta entre $350.000 y $550.000 diarios, con estadías que superan los cuatro días, convirtiendo a estos encuentros en polos clave para combatir la estacionalidad turística.
El ciclismo de ruta supera al mountain bike en ingresos por primera vez en Chile. Según Eduardo Alcalde, gerente comercial de la firma, las ventas de bicicletas de ruta casi se triplicaron entre 2021 y 2022, y mantuvieron un crecimiento anual de entre 30% y 35% desde entonces.
Expertos coinciden en que el auge responde a una combinación de factores: una mayor conciencia sobre la salud tras la pandemia, el impulso de las redes sociales y la geografía chilena, que ofrece pendientes, vistas privilegiadas y una sensación de desconexión difícil de igualar.