Preocupación por el crecimiento del turismo en la Antártida 

Expertos alertan sobre la necesidad de regular la actividad turística en el continente blanco ante el aumento de visitantes y nuevas modalidades de viaje.

El turismo en la Antártida alcanzó cifras históricas, con 124.000 visitantes en 2024, según datos de la Coalición Antártica y del Océano Austral (ASOC). La expansión de esta actividad, sin embargo, enciende las alarmas entre científicos y organizaciones medioambientales, quienes advierten sobre el impacto ecológico de esta creciente industria.

El sector ha evolucionado con nuevas formas de acceso al continente, como cruceros de gran capacidad, aviones privados y hasta aterrizajes de aeronaves comerciales en pistas de hielo. BBC Travel documentó en 2023 la llegada de un Boeing 787 Dreamliner a la Antártida, lo que simboliza una nueva fase en la conectividad turística con la región. La posibilidad de realizar actividades como kayak, submarinismo y excursiones en helicóptero también ha generado preocupaciones sobre el equilibrio ambiental.

Según Ricardo Roura, consultor de ASOC, el turismo en la Antártida ha tenido una “trayectoria creciente impresionante”, con visitantes que llegan en barcos de 500 a 1.000 pasajeros o en vuelos privados que acortan los tiempos de viaje pero aumentan la huella ecológica. Entre los principales problemas, según mencionó en una entrevista con la agencia EFE, destacan:

  • Aumento de emisiones contaminantes por los vuelos privados y los cruceros de lujo.
  • Contaminación de aguas residuales que afecta ecosistemas vulnerables.
  • Interferencia con hábitats naturales, impactando especies como los pingüinos.
  • Introducción de especies invasoras, detectadas en estudios de bioseguridad.

Durante la 46.ª Reunión Consultiva del Tratado Antártico en 2024, más de 56 países discutieron medidas para regular el turismo y garantizar la conservación del continente. Se planteó la creación de áreas marinas protegidas (AMP) para preservar el 30% de los territorios antárticos y la limitación de zonas de visita para reducir la presión ambiental.

“El Tratado Antártico establece que el continente debe ser dedicado a la paz y la ciencia, pero la creciente actividad humana está generando nuevos desafíos”, afirmó Roura. 

A pesar de los esfuerzos regulatorios, expertos advierten que el impacto del turismo en la Antártida podría seguir aumentando en los próximos años si no se establecen restricciones más estrictas.