La temporada de la tasa de acceso llega a su fin con dos millones de euros recaudados, mientras se piensa en un aumento que llevaría el ingreso a diez euros.
Hasta el año que viene ya no será necesario tener un código QR (y para los no venecianos pagar 5 euros) para visitar las callecitas venecianas entre las 8.30 y las 16.00 hs. los fines de semana. Pero el municipio de Venecia ya está pensando en las novedades para el año próximo, y una de las posibilidades que se barajan es duplicar el costo del ingreso de 5 a 10 euros para quienes reserven a última hora).
Durante los veintinueve días de prueba de este año se consiguieron varios datos. Entre el 25 de abril y el 13 de julio, 437.814 personas pagaron el billete de 5 euros, con una recaudación muy superior a las expectativas de la administración: casi 2,2 millones frente a los 700.000 euros presupuestados. En los mismos días, más de 1,3 millones de visitantes se alojaron en Venecia (incluida la península y las islas), con el pico máximo los días 27 y 28 de abril (58.000 visitantes por noche), seguido del 3 de mayo (56.636) y el 19 del mismo mes (55.800). El menor número de turistas en hoteles y extrahoteleros se registró el sábado 13 de julio, con 37.000 personas. Entre los exentos había también 159.000 vénetos y 1,1 millones de estudiantes, trabajadores, propietarios de segundas residencias, invitados y familiares de residentes y participantes en eventos en la ciudad.
Para el municipio de Venecia es muy pronto como para saber si el experimento funcionó, ya que no se trata solo de recaudación. El alcalde, Luigi Brugnaro, asegura que “el objetivo es hacer que la ciudad sea habitable” y que “la mayoría de la gente ha entendido que queremos proteger Venecia”.
Sin embargo, no las tiene todas consigo. Varios manifestantes protestaron en Venecia con carteles como “una ciudad sin intimidad” y “Venecia no es un zoo”. “El ticket es un fracaso, no limita los flujos turísticos”, dicen sus opositores, “no mejora la vida de los residentes y viola el derecho a la libre circulación y a la intimidad”. Entre el registro de los datos personales en Internet, las cámaras y sensores por todas partes y el control de los móviles, “todos estamos fichados”.
Quienes se oponen al pago de una tasa se reunirán de nuevo en septiembre, quizá con la idea de lanzar un referéndum sobre la entrada antes de la temporada de 2025, cuando la cuota de acceso dejará de ser un experimento y se definirán más días con reserva y pago obligatorios. Además, a la luz de los datos recogidos, el ayuntamiento intentará definir ese “umbral límite” que todo el mundo reclama en la ciudad, es decir, el número máximo de personas que Venecia puede tolerar. Sin embargo, una vez alcanzado ese número, no se bloquearán las entradas, sino que quienes se inscriban al llegar tendrán que pagar 10 y no 5 euros.