Verónica Pardo, Subsecretaria de Turismo de Chile, estuvo presente en el mayor encuentro B2B latinoamericano y habló con Report News sobre los ejes de promoción de Chile en Brasil.
El stand de Chile estuvo presente en el WTM Latin America de Sao Paulo, que reunió a lo largo de tres días a unos 30.000 profesionales del turismo de toda la región, con numerosas presencias de destinos, aerolíneas y agentes de viajes. En esta oportunidad, conversamos con la subsecretaria de Turismo, Verónica Pardo, sobre el posicionamiento de Chile ante sus principales mercados.
¿Qué representa Brasil para el turismo chileno?
Esta feria es muy importante para Chile, ya que Brasil es nuestro principal turista planificado. En general es la Argentina la que mayor cantidad de turistas emite a Chile, pero tenemos dos perfiles: el turista que cruza en busca de la playa, y el turista que planifica ir a Chile. Cuando hablamos de turismo planificado, Brasil se destaca. Mientras hay un grupo importante de argentinos que van para el verano, sí o sí, porque es su lugar de vacaciones, con Brasil encontramos un turismo más de larga distancia: solo llegan a Chile por avión y eso cambia la perspectiva.
¿Qué buscan estos visitantes y cómo llegan?
Buscan la nieve y buscan las viñas, por eso es un objetivo tan grande. Nuestra mirada es que Brasil es, más que un país, por lo menos siete u ocho estados. Ahora tenemos vuelos directos a Brasilia, lo que nos abre una posibilidad interesante, además de vuelos con Florianópolis, con Belo Horizonte, con Río Janeiro, con São Paulo, con Bahía, con Salvador.
¿Cuál es el desafío del mensaje chileno para estos mercados?
Nuestro desafío es instalar Chile como un viaje infinito, porque tenemos cinco macrozonas, completamente diferentes unas de otras.
La primera, la Macrozona Norte, que es el desierto de Atacama, el altiplano chileno y el Valle de las Estrellas, que comprende por lo menos tres regiones donde se hace astroturismo: Elqui, Limarí y de ahí hacia el norte. El 70% de la capacidad astronómica del planeta está allí, con los observatorios internacionales. Se ha desarrollado una línea muy importante de astroturismo, e inclusive algunos hoteles no tienen televisión para que la gente salga a mirar las estrellas. Además el desierto de Atacama y San Pedro es un destino que los brasileños buscan mucho.
La segunda es el Valle Central, donde nuestro gran desafío es mostrar que Chile tiene más de 180 viñas abiertas al enoturismo, desde la región de Valparaíso hasta Ñuble. Las más conocidas son Casablanca y Colchagua, donde tenemos viñas espectaculares y muy buen desarrollo gastronómico acompañando a las bodegas. Además tenemos muy buenas olas; de hecho allí se hicieron los campeonatos de surf de los Panamericanos. En cuanto a la montaña, tenemos Sewell, una antigua mina hoy abierta al público desde la perspectiva museológica, para saber cómo se generó el cobre en esa época.
La tercera es la Ruta de Ríos, Volcanes y Lagos, donde hay nieve a veces casi hasta octubre. Está Corralco y es muy interesante el sector de las termas, ya que aquí se concentra el 70% de los volcanes de Chile.
La cuarta es la Macrozona de la Patagonia y Antártica Chilena, un destino muy poco conocido en Chile, distinguido por los fiordos. La gente suele buscar nieve para el esquí, pero esta región es de glaciares, que nos permiten mostrar la subantártica, con posibilidades de turismo hoy poco conocidas. Hay un centro de esquí en Punta Arenas y se está desarrollando otro en Aysén. También en esta zona se encuentra el glaciar Exploradores, donde realmente vale la pena hacer el recorrido.
La última, la Macrozona Insular, reúne a Rapa Nui, el archipiélago de Juan Fernández y Chilope. Rapa Nui ya está completamente abierta al turismo, sin restricciones.
Entonces, estas cinco macrozonas realmente permiten ir a Chile cinco veces diferentes y no encontrar nada igual en un viaje respecto de otro.
¿Los brasileños repiten el viaje a Chile o es una vez en la vida?
Ahora están comenzando a repetir, porque se dan cuenta de que el viaje a las viñas puede abrirse de mejor manera. Más allá de la nieve y las compras, estamos posicionando en Brasil los salares, los géiseres y los vinos todo el año. Aunque le tienen un poco de miedo al frío, el clima ha cambiado y entonces ya desde septiembre puede ser un tremendo destino. Nuestro desafío es que el primer viaje sea de cuatro días, para que después ya puedan tener un segundo viaje de siete o diez días, que es lo que estamos logrando ahora.